The Verdeja-Bellemans Adventures!!

Tuesday, June 01, 2004

Día de las madres en el infierno. (De Ro para Tía Sol)

"A quien Dios no le dio hijos, el diablo le mandó sobrinos". Esto me decía mi tía Sol en plan de chiste cuando pasé más de un año con ella y tío Lu en España entre el '86 y '88. A continuación transcribo el mail que le envié para el día de las madres.

Querida tía Sol,

El diablo te manda saludos. Está muy bien, aunque dice que ahora hay varias olas de frío que lo ponen muy nervioso.

Yo, como su emisario, siempre le agradecí tener una tía como tú. El se dio cuenta tarde de que fue todo un error burocrático y le costaba más rehacer todo el papeleo que dejarme en tu casa por más de un año!! Recuerdas? Y yo que fui sólo dizque por un mes, ja ja ja!!!

Recuerdo que no le gustaba que lo llamara para darle las gracias. Se ponía furioso y rojiiiito de la rabia. "No me agradezcas!" decía "se supone que tienes que sentirte muy mal por haberte mandado a donde una tía". Con el tiempo se fue acostumbrando a las constantes "gracias" que le daba por cada día de enseñanza y crecimiento a tu lado (creo que se hartó de mí). Un día, sin embargo, parece que retomó el caso de hacerme sentir mal y le calentó las herraduras al Elal en el justo momento que entraba la mano en por la puerta de su cuadra para acariciarlo. Oye, suerte que tenía puesto el jacket azul aquel y la camisa gruesa debajo, porque si no me arrancaba el codo entero. Lucifer no recordaba que para ese entonces ya había aprendido una de las muchas lecciones de vida a tu lado el día que la Belle Vete decidió detenerse sin previo aviso frente al obstáculo en el picadero.

Cuadro: Yo en el suelo al otro lado del obstáculo, con una de las barras encima de una pierna y sin ánimo ni aire para siquiera levantarme. Belle Vete, tranquila al lado opuesto del salto con cara de "yo no fui" y tratando de encontrar alguna yerbita que comer para disimular.

-"Estás bien?"- preguntaste tratando de identificar la magnitud del daño. Mi respuesta en voz bajita y con el aliento deshecho parece que ya te daba información suficiente para saber que no iba a morir de aquella caída y que era momento de pasar an nivel superior de aprendizaje.

Me levanté con muho trabajo, y cojeando fui a buscar a la bestia del hueco en la frente para llevarla "de castigo" a su cuadra y guardarla ahí por portarse mal conmigo.

- A dónde vas?
- A llevar a la Belle Vete a...
- Súbete y vuelve a saltar
- Pero tía Sol, me di durís...
- Súbete y vuelve a saltar (ambas veces dicho con la misma calma y sin subir la voz... incluso con dulzura. Qué tipa!)

En ese instante sí recordé al diablo. Me lo imaginaba en el suelo revolcándose de la risa y haciendo el gesto clásico con el brazo derecho y el puño cerrado diciendo "Yessss!!!".

No tuve más opción que subirme en la yegua. No sé si fue mi imaginación pero al pasar a su lado le noté una sonrisa -realmente parecía una risa, casi una carcajada-, y aunque me miraba con un solo ojo (como siempre cuando estás a un lado de un caballo) esta vez parecía a propósito. No sé qué me dolía más, si la marca de la barra que tenía atravesada en la lumbar y la pierna, la incapacidad de respirar por el golpe o la vergüenza que sentí con la miradita de la Belle Vete.

Ckc ckc, le digo a la yegua para comenzar su trote con el tranco hacia la izquierda. Rodeamos el picadero completo readaptándonos nuevamente el uno al otro hasta enfrentarnos nuevamente al mismo "lugar de los hechos": el salto de 90cm. Recé, no sé a quién ni qué dije, pero algo balbuceé. Apreté las rodillas y cual garrapata asida a su anfitrión me hice uno con el caballo, a quien no le di la más mínima oportunidad de pensar si saltaba o no. Saltamos! volamos por encima del obstáculo (me sentí como Willy en "free Willy"). Ambos, yegua y jinete caímos suavemente, pero sólo el jinete tenía esta vez una sonrisa (realmente parecía una risa, casi una carcajada y mirando de reojo a la yegua). La satisfacción no me quitó los dolores aunque sí sentí que algo dentro de mí mejoró. Te miré esperando nuevas instrucciones temiendo tener que volver a saltar en aquellas condiciones, así que me preparé para la batalla nuevamente.

- Lleva la yuegua a su cuadra y ve a descansar.
- Y por qué me hiciste saltar entonces?
- Cuando salgas del picadero no quiero que lo último que recuerdes fue que te caíste del caballo. -Wao, qué sabio! pensé.-
- y tampoco quiero -continuaste- que lo último que recuerde el caballo fue que tumbó al jinete.

Ambas enseñanzas, la del jinete y la del caballo fueron registradas con un Ctrl+S (save) en mi disco duro desde entonces y han sido aplicadas en innúmeras situaciones de mi vida.

Además de caídas de caballos aprendí contigo a ampliar mi menú llegando a comer vegetales y yerbas exóticas. Pero la historia barata de que las alcachofas tienen un saborcito dulce al final no me la trago ni en pintura... aunque, cierto o no, aprendí a comérmelas.

Te quiero,

Tu sobrino diabólico,
Ro.-

Ver fotos de tía Sol y tío Lu.

1 Comments:

  • Querido Rodol:
    Me he reído hasta que me salieron un monton de lágrimas - entre los
    cuadros cómicos y los sentimientos que llevan dentro.
    Me alegra muchísimo que de algo te haya servido tu tía. - Mi
    existencia tiene sentido -
    Tía Sol

    By Blogger Ro, at 8:52 AM  

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