Primero el final: No se puede romper una casita de madera de un playground con una frente de una niña de 8 años, incluso si cierra los ojos y pretende jugar Marco Polo para distraer a la casita.
Claro, tampoco es bueno ayudarse por la fuerza de la gravedad y subirse encima de la casita para que, al ir cayendo, aumentar la inercia y así la fuerza con la que se quiere destruir el edificio.
Nada, que si lo que queires es ir a conocer la Emergencia del hospital del barrio, no hay nada mejor que ir a que te den puntos. Pero no se puede ir así no más. Hay que tener alguna parte del cuerpo a la que le puedan dar los puntos. Entonces, trata de usar un lugar que en el que ya tengas experiencia, y si puedes trata de que quede cerquita o encima mismo del "accidente" anterior, así las cicatrices se funden en una. Imagina todos los cuentos que puedes contar de la misma cicatriz, eh?
El hospital, chévere. En la ficha me escribieron "Boy Lia Verdeza", se imaginan???!!! Fue divertido ser un niño con otro apellido por un rato. El doctor y las enfermeras me trataron bien hasta que comenzaron a meterse en lo que no les importa: sacaron a Mami, Nana y Yil de la sala de emergencia (porque les pedí que al menos Papi se quedara conmigo), luego me pusieron una tela cubriéndome la cabeza con un huequito para dejar la herida fuera. No podía ver nada y yo sé que me tocaba el momento de la anestesia. Eso significa aguja, inyección, dolor. Comencé a gritar del el pre-dolor que casi ya sentía. Yo gritaba y me meneaba para que no me puncharan, hasta que Papi me dijo que ya llevaban tres puntos y ni me había dado cuenta. Entonces me reí y seguí disfrutando del paseo. Papi me iba diciendo cuando me daban otro punto y yo no podía hacer más que reírme, je je je. No se sintió nada!!
Mañana me quitan los puntos. Ojalá sea igual que cuando los pusieron.